17 septiembre 2010

Travesía por Picos de Europa, y II

Día 3 (Refugio del Urriellu – La Párdida – Refugio Cabrones)

Se nota que estamos a lunes, en el refugio abundan las literas libres y los espacios vacíos, después de remolonear un poco en los sacos bajamos a desayunar, tras un abundante aunque algo soso desayuno rehacemos los macutos y partimos hacia la Brecha de los Cazadores.


Brecha de los Cazadores
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Hoy tenemos intención de hacer la Párdida (2.596 m) un monte al que hace tiempo quiero subir, tengo curiosidad por ver la “cara oculta” del naranjo, la autentica cara oeste, la zona de los tiros de las Torcas y sus alrededores, siempre me he preguntado como los pioneros no hicieron la primera al Naranjo por allí.
Según vamos andando me da por pensar en el estado de los caminos, la mayoría son pedreras, según Paco parecen vías de tren sin traviesas ni raíles, como diríamos en la construcción son caminos de balasto, así no es extraño desprender de vez en cuando alguna piedra Jou abajo, aunque de vez en cuando alguna viene de arriba, al oírla instintivamente giras la cabeza y miras, son los rebecos correteando y desprendiéndolas con sus carreras.
La tranquilidad es absoluta, no se ve un alma por estos lares, pero hay vida entre las rocas.


Por fin aparece ante nosotros la Párdida, ahí está con su tremenda cicatriz que la corta de arriba abajo.Es curioso, de cualquier pared, de cualquier aguja de por aquí saldrían unas excelentes vías tanto de deportiva como de clásica, reconozco mi desconocimiento de si están abiertas o no, pero dan ganas de meterse a “averiguar”.

En la cuesta de la Párdida me llama la atención esta flor, no por ella misma en si, sino por donde ha decidido instalarse.


Por fin cumbre, nada más llegar lo primero que hago es echarle un vistazo a esa “cara oculta” del Naranjo…¿Curiosa verdad?

La “cara oculta” del Naranjo

Cumbre, a la derecha Torre Cerredo, a la izquierda La Torre de la Palanca.
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Después de pasar un buen rato en la cumbre, donde bebemos y comemos algo, bajamos y nos volvemos a meter en esos duros caminos de balasto. En cierta ocasión hablando con un guía local me comentó lo abrasivos que eran, las suelas de las botas le duraban poco más de dos meses. Ponemos rumbo al refugio de J. R. Lueje, más conocido como refugio de los Cabrones.
Amaya en los caminos de balasto
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La mayoría de estos caminos rodean los famosos Jous, desde estos caminos siempre es curioso ver las dolinas que se forman en el fondo, dan para imaginarte extrañas escenas de película de ciencia ficción.
Dolinas
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Pico Cabrones con sus agujas
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Llevamos tiempo viendo el refugio de Cabrones, ya nos queda poco, hace calor y voy sin agua, creo que estoy empezando a rallarme, mis amigos bajan más lentos y el camino ya no tiene pérdida, lo mejor que puedo hacer es deslizarme rápido por las graveras al fondo del Jou de Cabrones y llegar cuanto antes al refugio.
Según voy andando por mi derecha, a unos veinticinco metro, aparece uno por un camino paralelo, creo que va mas rallao’ que yo, va con la cabeza gacha y ni saluda, detrás de él a cierta distancia con sombrero de ala ancha y empapado en sudor, va el que debe ser su compañero de travesía… ni caso, van con el automático.
Miro para atrás y veo a Paco y Amaya, prácticamente ya están abajo, decido continuar recto al refugio, poco antes de llegar hay una fuente donde han parado los montañeros que nos preceden, mientras me paro a beber se me ocurre decir. ¡Hola que tal¡
No hay manera de hacer callar a uno de ellos, es de Bilbao y en lo que tarda Paco en llegar me ha contado su vida, lleno la cantimplora y hábilmente le paso “la tertulia” a Paco. Me voy al refugio a por una cerveza de emergencia, como diría mi amigo Manolo Garzón, de las que se toman sin quitarse el macuto.
Tras nueve horas de marcha (incluyendo paradas) y ya algo cansados, llegamos al Refugio Cabrones. Por cierto en este refugio hay cerveza fresca, los guardas se molestan en ir a los neveros a por nieve. Quizás por detalles como este y como el que cuento ahora, y a pesar de que no es una maravilla de refugio, le dieran un diploma como mejor refugio en el año 1995.

Ref. J. R. Lueje (Ref. Cabrones)
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Buena gente y acogedor refugio, tienen hasta un singular plato en su menú,…los “macabrones”, están hechos con macarrones, tomate y chorizo de pueblo picante, si no te gusta el picante mejor que avises.
Llega la hora de la cena, compartimos sopera y bandejas con el de Bilbao,… entre que a Amaya no le gusta mucho el picante y que el de Bilbao…no es del mismo Bilbao, Paco y yo nos pusimos hasta las orejas de macabrones,… la del pobre reventar antes que sobre…así me costó luego pegar ojo. :)
La cocina arriba y el comedor abajo,…no ganan para viajecitos.
Tras la cena compartimos agradable tertulia con la variopinta gente que habita hoy en el refugio, por fin a eso de las once nos vamos a unas curiosas literas donde te cubres con edredones en vez de con mantas.
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Día 4 Etapa reina (Refugio Cabrones – Jou de Cerredo – Hda. de D. Carlos – Hda. de Caín – Hoyo Grande – Torre de la Palanca – Ref. Cdo. Jermoso)
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Hoy tenemos un día duro, la etapa reina le llama Paco, por eso hemos decidido madrugar un poco más que otros días, me despido de los guardas de este coqueto refugio y echo a andar a eso de las 8:00.
Siempre me gustó andar en soledad las primeras horas de la mañana, esperaré a mis amigos tras la primera cuesta, una vez haya superado el Jou de Cabrones, subo lento para intentar llegar arriba sin romper a sudar, paro cerca del Jou Negro, en él se puede observar una morrena que acoge ahora a un nevero.
El día es más fresco que los anteriores, hoy hay unas finas y largas nubes que por suerte se interpondrán a ratos entre nosotros y el sol a lo largo de todo día, se nota que viene un cambio de tiempo.
Cuando llegan mis compañeros de alegrías continuamos ya todos juntos, con ellos no faltan las risas y los agradables comentarios. Llegamos al borde del Jou de Cerredo, no se ve camino para subir a la Horcada de Don Carlos y desde nuestro ángulo de visión la pendiente parece bastante inclinada. Seguimos unos dispersos hitos que te llevan al fondo del Jou y desaparecen en él, nunca me gustó meterme en estos agujeros, me recuerdan a los conos de las entradas a los hormigueros, con mal tiempo esto se puede convertir en desagradables ratoneras, pero bueno, entre tanta pedrera lo mejor es el camino más recto. Paco abre camino mientras yo voy de charla con Amaya y con los macabrones que aun llevo en el estómago.
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Saliendo del Jou de Cerredo
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La pared empieza a tumbarse, ahora parece más fácil, aun así llega un momento en el que Paco se para y nos espera, no tiene claro el camino a seguir, cuando llegamos me pongo a mirar y encuentro un corredor factible al que dirijo a mis compañeros, ya dentro del corredor un escalofrío me recorre la espalda, hay un bloque empotrado del tamaño de un saco de cemento que se mueve simplemente tocándolo con la mano, de reojo veo unas camisetas naranjas metidas en pleno corredor, mis amigos, les aviso de bloque suelto y sigo subiendo, lo hago más concentrado que si estuviera escalando, no puedo permitirme soltar ni una china. A estas alturas de travesía ya domino perfectamente las dimensiones de las botas y subo con las puntas de regleta en regleta, de apoyo en apoyo.
Cuando llego a una pequeña plataforma respiro y espero a mis amigos. Puf, a partir de aquí ya no hay peligro.
Tras continuar unos veinte metros por una repisa llegamos a la Hda. de D. Carlos donde paramos a relajarnos, echar un trago y en mi caso a terminar con mi última manzana.
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Foto Paco: Horcada de Don Carlos
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Desde esta descompuesta horcada, que por cierto parece una escombrera, nos vamos a la horcada o collado de Caín y es desde esta cuando vemos el palizón que aun nos queda.

Hoyo Grande desde el Col. de Caín, (la Torre de la Palanca es el muro negro de la derecha, el Collado de la Palanca a su derecha)
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Puf, bajar a la ratonera del Hoyo Grande y subir a la Torre de la Palanca, para colmo el camino de subida hay que buscarlo, no viene en los mapas, aun así el guarda del refugio nos dijo que se podía hacer bien.
Antes de de terminar de bajar al Hoyo Grande tiramos de toda nuestra experiencia en montaña para dibujar una ruta imaginaria entre corredores, pequeñas e inclinadas praderas y rocas, lo llevamos en nuestra memoria, perfecto, justo por donde hemos dicho van apareciendo dispersos hitos. Llegamos abajo, por aquí mejor no tener ningún percance, el pueblo más cercano, Caín, está a unos 2.000m cuesta abajo, siguiendo toda la Canal de Dobresengros.

Foto Paco: Ultimas rampas
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Las horas van cayendo, y el cansancio se va notando, aunque voy abriendo camino no soy el más fresco, Paco va y viene dándonos ánimos a Amaya y a mí, aun yendo agotada es increíble lo de Amaya, ni un reproche, ni una mala palabra, ni un mal gesto, lo único que saco de ella cuando miro para abajo a ver que tal va es una tierna sonrisa.
Por fin llegamos al Collado de la Palanca y algo más arriba a su cima norte, pasamos de subir los veinte metros de desnivel de la cima principal pues el camino de bajada está a nuestros pies y ya estamos un poco hartos de subir.

La Horcada de Caín (al pie del Naranjo)
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Tras comer alguna barrita, frutos secos y… ejem, bocadillo de queso de Cabrales que hemos pedido en el refugio, iniciamos la bajada al collado Jermoso.

Bajada, abajo se observa un tramo de camino
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La bajada podíamos llamarla…singular, va siempre dando la cara a la Torre del Fierro, pegada a la pared por un camino que a veces no existe y otras parece desaparecer, de vez en cuando tenemos que ayudar a Amaya con algún que otro paso que no creo llegue a III pero que en algunos sitios tiene algo de patio, es de esos caminos que una vez has bajado y miras para arriba, no te crees que hayas ido por ahí. Por fin vemos el refugio, parece cercano pero la vista engaña y hay que apretar todavía un poco. Tras unas diez horas de durilla travesía (contando paradas) por fin llegamos al refugio.
Refugio Diego Mella (2.064 m)

Buenas tortillas deben hacer por aquí

Foto Paco: Ref. Collado Jermoso

En el refugio estamos prácticamente solos, compartimos buena cena con una curiosa pareja, son padre e hijo y dicen que son de Potes, el padre es ingles y no habla ni papa de castellano, el hijo lo habla perfectamente, la ausente madre también es inglesa, nos da cierto apuro preguntar sobre la curiosa historia que debe de haber detrás de ellos.
Tras un corto paseo al collado cercano, para bajar la cena y ver la puesta de sol, no tomamos unos hidratantes poleos y ponemos rumbo a nuestra abuhardillada habitación.
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Día 5 (Ref. Cdo. Jermoso – Las Colladinas – Pradera de Liordes – Fuente De)
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Llevo tiempo observando como la claridad que entra por los ventanucos del techo va invadiendo la habitación, estamos solos en ella y tenemos bastante espacio, aun así no he dormido demasiado bien, debe ser el cansancio que llevo acumulado. Cuando mis compañeros llevan tiempo zascandileando y moviendo bolsas de plástico de aquí para allá decido que ya es hora de salir del saco, tras un agradable desayuno pagamos y nos vamos con la fresca dirección a las Colladinas, bonito paraje lleno de rebecos que nos observan recelosos.
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El día está nublado y las nubes amenazan con descargar en cualquier momento, por fin ha entrado el frente, tras subir unos 200m de una manera suave y progresiva llegamos a la Vega de Liordes. En el inicio de riachuelo está el Casetón de Liordes.

Vega de Liordes
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Más allá hay varias bocas de minas abandonadas, las minas de Liordes, no sé que mineral sacarían por aquí, zinc, plomo, quizás plata.
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Foto Paco: Fuente De
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Empieza a llover justo cuando aparece Fuente De, solo nos quedan unos 1.000 m de bajada bajo una fina lluvia, sobre un camino algo desagradable y pedregoso, una delicia para las rodillas. En algo menos de cuatro horas llegamos al coche.
La travesía nos ha llenado, quedamos en repetir el año que viene otra por estos solitarios y bonitos parajes calizos, parajes secos y extraños, a veces lunares, a veces marcianos.

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Cartografía recomendada:
Creo que el mejor mapa es el de la Editorial Adrados, 1:25.000, Macizo Central y Oriental Picos de Europa (Los Urrieles y Andara), procurar que sea una edición moderna, la antigua tienen la rejilla UTM cada 5 km, la moderna cada 1 km.

Otras recomendaciones:
- Llevar GPS, en Picos las nieblas son habituales.
- Salvo en refugios y neveros el agua escasea, tanto que por la noche los rebecos se tienen que bajar a las fuentes de los refugios a beber.
- Llevar botas de caña alta. (no zapatillas)

2 comentarios:

Historias de montaña dijo...

Qué hay Antonio!

Un montón de experiencias acumuladas en unas pocas palabras.
Por cierto, no extraña que durmieras mal: chorizo picante, queso cabrales... :D

Salu2

Antonio dijo...

Hola,
Si que fueron muchas experiencias, daban para hablar más pero no quise escribir un ladrillete.
El Cabrales lo único la lengua que se te queda reseca pero te pone las pilas que no veas, aun con todo lo que comimos yo perdí 3 kilos de esos que me sobraban.

Saludos