23 enero 2013

¡Hoy escalamos Antonio!


Mis visitas al despacho de mi jefe son habituales, y más si no está él, una de sus paredes es de cristal, y a través de ella se divisa la sierra de Madrid en toda su plenitud, hoy el despacho está vacío, entro y me quedo unos minutos contemplando el espectáculo, está nevando y apenas se ven las montañas entre las nubes y la nieve, no puedo evitar que me asalten los recuerdos del pasado sábado…


Ha estado toda la noche lloviendo, según vamos a la Pedriza vemos que el cielo está negro y sigue lloviendo.
Hay una frase que Miguel suele decir los días malos en los que ve alguna posibilidad de escalar. ¡Hoy escalamos Antonio!
Hoy creo que no es día para decirlo, aunque según nos acercamos a Manzanares, medio en broma, le hago la retórica pregunta. ¿Qué Miguel, hoy escalamos? Con la sonrisa de oreja a oreja me dice. ¡Hoy no escalamos Antonio! Pues no sé, le digo continuando con la broma, por allí se ve un claro que…jaja!
Después de tomarnos el café en el pueblo ponemos con tranquilidad rumbo al Tranco, no creo que hoy tengamos problemas de aparcamiento, me dice Miguel.
Nuestra intención, ya que no se puede escalar, es ir a visitar un sector relativamente nuevo que anda por las cercanías del Euro.


Tras aparcar en el Tranco cogemos los paraguas y subimos río arriba. En los primeros remansos hay algún que otro pescador que trata de sorprender a algún pececillo en río revuelto, un poco más arriba vemos que el rugiente rio baja muy crecido, incluso se oyen el tronar sordo de los bloques de granito chocando unos contra otros dentro del cauce, se asemejan a los sonidos del cielo.


Nos cruzamos con algunos montañeros que nos dan noticias de que hoy no se puede pasar por ningún lado, pero nosotros ni caso, seguimos rio arriba, los años de experiencia tienen que servir para algo.
Efectivamente, por la pequeña pasarela que hay enfrente de la Foca no se puede pasar, simplemente no está, o está sumergida o se la ha llevado el río, tampoco podemos ir por el camino de la derecha pues está inundado, tenemos que atrochar y subir monte arriba, nos toca ir entre musgosos bloques, zarzas y resto de vegetación mojada, hasta llegar al puente que hay para cruzar a Cantocochinos, desde aquí ponemos rumbo al norte por la autopista de La Pedriza.


Se ha abierto una pequeña ventana, no es muy grande pero al menos no llueve, tras ver el chorreante sector, donde dejamos tarea pendiente, bajamos al coche con la idea de que si no vuelve a llover se podrá escalar en breve, o al menos vamos a intentarlo.
En el camino de vuelta vemos incluso que parte de las losas y bloques de granito que hay en el suelo se están secando.
Llegamos a casa Julian viendo el granito más seco que mojado, animados, cogemos los macutos y decidimos ir a la Placa de Emilio a probar fortuna.
A pesar de que por la Muñeca hay más cascadas que nunca y que el arroyo anega parte del camino de subida, se ve alguna que otra placa seca entre la inmensidad de la roca.
Llegamos a la Placa de Emilio, hacía tiempo que no venía por aquí, me trae buenos recuerdos, lo primero que comprobamos es que las vías que hay debajo de la encina no se pueden hacer, a su derecha hay una que parece se va a dejar hacer, tiene el típico pasito de entrada en el que hay que hacer un mano pie.


Nos preparamos y nos metemos en ella, pero justo cuando Miguel pone la primera cinta vuelve a llover, desmontamos y esperamos bajo la encina a ver si para, en breves minutos deja de llover, parece que el tiempo va a aguantar un poco, Miguel vuelve a poner la primera cinta y por fin despega hacia el cielo, en mi turno también cae alguna que otra gota, el pasito del mano pie, aunque al final lo saco, me cuesta más de lo habitual, entre las horas que llevamos andando y el frío que hace me han dejado los músculos agarrotados, en el resto de la vía no tengo problemas pues no hay que tirar de elasticidad, lo que si hago es subir rápido pues la roca roba el calor de las manos con rapidez, cuando llego arriba, y pese a que comparte reunión con la siguiente que tenemos pensado hacer, limpio la reunión.


Vuelve de nuevo el mal tiempo y nos va a pillar de lleno en lo alto de la peña, aun así Miguel saca otra vía, a mí no me da tiempo pues ha empezado a caer aguanieve.
Recogemos y partimos hacia abajo entre agua, nieve y relámpagos, a pesar del paraguas las botas y los pantalones se empapan en breves minutos, aun así prefiero estar aquí en la Pedriza, que bajo la protección del despacho de mi jefe reviviendo estos momentos.








2 comentarios:

elmusgonuncaduerme dijo...

Antonio, yo tambien prefiero mojarme en la montaña con un buen amigo, a ver como llueve desde algun bareto en Madrid. Un dia fantastico.
Un abrazo.

Antonio dijo...

Que tal Miguel! Efectivamente fue un día fantástico con un buen amigo, haber si volvemos aunque sea en seco :)

Un abrazo